El cadáver exquisito es una técnica de creación colectiva, donde cooperan varios artistas, que nace en el ámbito literario y luego se aplica en las artes visuales.
Es una especie de juego donde cada participante hace su aporte sin saber cuál es el aporte que hacen los demás. Y la sumatoria de esos aportes individuales generan una obra que no ha sido imaginada previamente. Como en el resultado no ha intervenido la razón, es como si fuera la revelación del inconsciente colectivo de los participantes.
Dicha técnica nace durante el auge del surrealismo. Recordemos que la base del surrealismo es la liberación total del inconsciente (la creación a partir de lo que se llama “automatismo psíquico”, la creación automática, sin pensar).
El nombre se atribuye a que durante un primer juego, en 1925, al develarse la frase creada de manera colectiva y automática por un grupo de escritores y poetas, ésta decía “El cadáver exquisito beberá el vino nuevo”.
Para realizar un cadáver exquisito, el primer participante genera una imagen espontánea (o escribe una palabra o parte de una frase) en un sector de una hoja, y luego la pliega sólo dejando ver los últimos trazos (los que se unirán a la siguiente imagen, que creará el segundo participante). Éste, a su vez, plegará nuevamente la hoja para dejar a un nuevo participante sólo la pista de sus últimos trazos.
Cuando terminan de hacer su aporte todos los involucrados en la creación, la hoja se extiende y las imágenes individuales terminan ensambladas en el delirante resultado final.